El Viernes Santo, El Papa Francisco presidió la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro. El capuchino Raniero Cantalamessa -predicador de la casa pontificia- tuvo a su cargo la meditación, titulada "Justificados gratuitamente por medio de la fe en la sangre de Cristo".
En ella recordó que en Cristo muerto y resucitado, el mundo ha llegado a su destino final. El progreso de la humanidad -agregó- avanza hoy a un ritmo vertiginoso, y la humanidad ve desarrollarse ante sí nuevos e inesperados horizontes fruto de sus descubrimientos".
El padre Cantalamessa aseguró que "aún así, puede decirse que ya ha llegado el final de los tiempos, porque en Cristo, subido a la diestra del Padre, la humanidad ha llegado a su meta final.
Ya han comenzado los cielos nuevos y la tierra nueva. A pesar de todas las miserias, las injusticias y la monstruosidad existentes sobre la tierra -destacó-, en él se ha abierto ya el orden definitivo del mundo". Lo que vemos con nuestros ojos puede sugerirnos otra cosa, pero el mal y la muerte son realmente derrotados para siempre.
Sus fuentes se han secado; la realidad -afirmó el capuchino- es que Jesús es el Señor del mundo. El mal ha sido realmente vencido por la redención que Él trae.